martes, 24 de mayo de 2011

El abrazo

Humeante el café que se expande en mi nariz como las raíces de un ombú. La mañana congela la ciudad, la vuelve escarcha, la desarma y la anhela. Algo se contradice, parezco ser yo, pero no, comienzo a ser mañana, lentamente, como el crujir al pisar el otoño, como la música del tren, miro y observo alrededor, carteles y colores, ideas y transiciones, sinceros y abstractos. ¿Abstractos? puede ser, ¿sinceros? puede ser. Se contradicen, parezco ser yo pero no, te vi pasar eso si, te vi pasar y te abrasé, y ese si se parecía a mi. Escribo y observo alrededor, algunos conversan. Una muchacha de rojo bebe café, pero no lo huelo. Un chico aspira su revolución, pero está solo, se contradice. Alguien en la columna dice que le duelen los ovarios, lo dice para ser escuchada. Los carteles también, están ahí y son de colores, y muchos. Se contradicen, se expresan y se contradicen. Yo me contradigo por no expresarme, tengo miedo, culpa y miedo, y esperanza. La gente va y viene, beben café y se detienen a contradecir los carteles. Te abrasé y había esperado ese abrazo, pero no fue como lo esperaba, fue diferente, como la mañana, igual eso que pasaba se parecía a mi. Ahora hay mucho ruido, demasiado ruido, vehículos y sierras de destrucción que usan los obreros que construyen. Quiero expresarte mucho mas de lo que fue ese abrazo, quiero gritarte lo que mis miedos no me permiten. Quiero abrazarte cien veces mas, mil veces. Y fundirnos. Voy a hacer carteles de colores para expresarte lo que no pudieron mis brazos. Sin embargo me sigo volviendo mañana. Tanto ruido me confunde, me abraza insoportablemente. Cien ruidos que me abrazan, mil ruidos. Observo. No estás. Observo pero no estás. Demasiado ruido, ¿qué hacer con tanto ruido?, ¿qué hacer con tantos abrazos por dar?, hay tantos carteles que escribir, tantos colores que pintar, cien carteles, mil colores. Y de a poco, lentamente de a poco, voy siendo mañana, porque de esa manera me voy pareciendo más a mi.

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